La canción “Todos Juntos” de Los Jaivas nos entrega un mensaje poderoso: “Si este mundo es uno y para todos, todos juntos vamos a vivir”. Esta reflexión nos invita a considerar que, en un mundo cada vez más interconectado, nuestras celebraciones deben reflejar la riqueza de la diversidad y la unidad de aquello que nos define como sociedad. En este contexto, las Fiestas Patrias no solo deben ser una celebración de la identidad chilena, sino también una oportunidad para abrazar y celebrar la diversidad cultural que enriquece nuestras comunidades escolares y constituyen el Chile de hoy.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), al 31 de diciembre de 2022, la población extranjera residente en Chile, era de aproximadamente 1.625.074 personas. Los principales países de origen de los migrantes son Venezuela, Perú, Haití, Colombia y Bolivia. Esta diversidad cultural es una riqueza que debe ser celebrada y valorada, desde los principios formativos de nuestra sociedad, es decir, nuestras escuelas.
Las escuelas del Chile actual, albergan una diversidad de origen en la Cultura de los Pueblos Originarios Ancestrales propios de nuestro territorio, como otras culturas y nacionalidades, las cuales se han hecho evidentes en el actual contexto migratorio, amparados en principio por el artículo 4° de la LGE que establece que “es deber del Estado propender a asegurar a todas las personas una educación inclusiva de calidad”, y desde ahí surge el mandato de orientar al sistema educativo en la transformación hacia comunidades educativas inclusivas.
Se observa el aumento progresivo de la matrícula de estudiantes extranjeros en el sistema educacional, que puede verse en forma longitudinal desde el 2017, año en que se implementa la normativa que resguarda el ingreso de estudiantes independiente de su situación migratoria a través de la entrega y registro del IPE en SIGE, hasta el año 2021 (Mineduc, 2022).