Dr. Bernardo Muñoz Aguilar, Antropólogo social, Universidad de Tübingen, Alemania.-
Al parecer nuestras columnas veraniegas han despertado el interés de connotados miembros de la región de Atacama. Con justa razón el caribe chileno.
Al parecer nuestras columnas veraniegas han despertado el interés de connotados miembros de la región de Atacama. Una vez publicada nuestra columna sobre el destino Tarapacá y la playa más linda de Chile y a la vez blue flag, es decir una de las tres playas de Chile con esa distinguida calificación, Cavancha; entonces, desde la región de Atacama y desde uno de los principales sillones del gobierno regional, el del compañero y amigo Alejandro Escudero, Ingeniero Agrónomo de la Universidad de Chile, y Máster en Desarrollo Emprendedor e Innovación de la Universidad de Salamanca en España, nos llegaron una serie de informaciones relevantes sobre el circuito playero de esa región.
Por ejemplo, un listado con las diez mejores playas de esa región actualizadas a este año y de las cuales personalmente conozco algunas como Playa la Virgen y Bahía Inglesa. En estricto orden de clasificación, después vendrían Playa Bahía Cisne, Parque Nacional Llanos del Challe, Playa las piscinas, Playa Chorrillos, tres playitas, playa zapatilla, Puerto Viejo, y Playa Blanca entre las 10 primeras. Estas playas en Atacama son denominadas como el caribe chileno.
Si usted observa las imágenes de dichas playas y las que siguen en un listado amplio, podrá apreciar la belleza de éstas en distintas puestas escénicas, las que van de arenas blancas y aguas trasparentes hasta otras en que el desierto llega hasta la misma playa.
Cuando llegamos a Playa la Virgen nos recibió un camino pedregoso y que desconozco si ha sido intervenido para mejorarlo, pero ya al llegar a la playa pudimos apreciar desde la tranquilidad de nuestra cabaña el tranquilo mar que se apretujaba en una estrecha y tranquila playa. Era de noche cuando llegamos y en el bar y restaurante abierto a esas altas horas se apresuraron a preparar una bebida y algo de comer para mi y mi acompañante.
Al día siguiente nos esperaba una playa con aguas cristalinas y cálidas antes las cuales no demoramos en sumergirnos y nadar alegremente.
Luego nos esperaba Bahía Inglesa, donde instalados en un cómodo Domo frente a la playa principal de este balneario nos dedicamos a paladear una cabrilla a las brazas y luego al frente nuestro se encontraban los criaderos de ostiones en donde era imposible no ir a estos pozones y elegir estos y degustarlos con limón mientras se retorcían al echarles el fresco jugo y deglutirlos.
Antes ya había estado con mi hijo Simón Antai, invitados por nuestros familiares, los cuales nos invitaron primero a una parrillada de pescados y mariscos y luego a degustar también esos benditos ostiones y también a recorrer una interesante feria de artesanos al borde de la playa.
Con posterioridad gozaríamos con las aguas templadas de la pequeña playa y una vez al sumergirme sin ningún elemento de buceo divisé sobre una roca a un pez que podría haber sido un tomoyo o un chasque y con mi dedo a modo de arpón le señalé su muerte virtual, pero habría de seguir viviendo.
Pero la conversación con Alejandro fue más allá y este me envió un listado de algunas de las playas más importantes que serían cerca de 72. De norte a sur mencionó a Pan de Azúcar, El Caleuche, Portofino (surf), Flamenco, El Morado, La Zapatilla, Zenteno, Ramada, Mansa, Grande y Chica de Caldera, Loreto, Bahía Inglesa, Las Machas, Los Patos, El Morro, Chorrillos, Bahía Cisne, Blanca (Puerto Viejo), La Virgen, Bahía Salada, Barranquilla, Pajonales, Blanca (Llanos de Challe), Las Hualtatas, Carrizal Bajo, Punta de Lobos, Los Toyos, Tres Playitas, Grande de Huasco, La Vedette (Huasco), Caleta Carrizalillo, solo por mencionar las mejores, me dijo.
Ante esta riqueza costera de la macrozona norte desde la región de Arica Parinacota hasta la región de Atacama e inclusive la de Coquimbo, donde he estado en las playas turquesas de Totoralillo y en la Herradura en Coquimbo con sus aguas tranquilas y en donde existe una gran oferta gastronómica al borde de la playa en materia de empanadas, pescados y mariscos. Aquí tuve la oportunidad de probar la exquisita vidriola un pescado raro y exquisito. Pasear por el barrio inglés en la noche completó la velada.
Si nos devolvemos hacia las costas de Iquique ya mencionadas en letras anteriores donde encontramos desde Pisagua hasta el río Loa 90 kilómetros de costa y arribamos hasta la región de Antofagasta donde playas como la Portada, con un alto componente de interés geomorfológico; Juan López, playa Paraíso; Mejillones, playa Trocadero, playa amarilla, playa escondida hasta el popular balneario municipal, entregan también a la perla del norte lo suyo en materia de veraneos en familia.
Entonces la reflexión que nos hicimos con Alejandro fue que el norte es grande y generoso, podrían compartir intereses y posicionarnos como un circuito interregional de playas y veraneo con estándares internacionales, tomando en cuenta además, todos los deportes náuticos que se pueden practicar en el norte chileno durante todo el año producto de su buen clima.
¿Qué es lo que falta? El que las gobernanzas regionales de turismo y economía puedan apreciar primero la riqueza escénica, segundo el desarrollo económico asociado a este tipo de turismo no estacional que potenciaría no solo a los empresarios y microempresarios en turismo, sino que también a las decenas de caletas de pescadores que existen en el borde costero en estas regiones.
Si a este turismo costero asociamos el turismo de desierto y de alturas, basado este último en las distintas cumbres existentes en el mundo andino en las cuatro regiones en cuestión tendríamos un destino macro zona norte con una envidiable posición a la hora de establecer una oferta de calidad con estándares internacionales, identidad, diversidad cultural, territorial en donde la marca Chile, tal cual lo advenimos en el documento Todo Chile es un Torres del Paine, contribuyendo esta macro región a través del turismo a fortalecer el concepto del segundo sueldo de Chile.
Esto, inmediatamente después del cobre, con la gran diferencia de que esta es una industria respetuosa y sostenible que lejos de agotar los recursos, cuando bien ejercido permite un desarrollo humano que se hace parte del desarrollo económico, cultural, territorial, étnico, entre otros importantes aspectos del turismo en Chile.
Una apuesta por el desarrollo sostenible de estos recursos turísticos no solo deber ser parte del esfuerzo de empresarios y de las comunidades locales sino que tienen que convertirse en políticas de Estado, una forma moderna de intervención territorial que si bien es cierto es realizada por organismos como CORFO, SERNATUR y los respectivos gobiernos regionales es a todas luces deficitaria cuando hablamos de gobernanzas interregionales.
Fuente: edicioncero.cl