El presidente de CORPROA analiza cómo el debate constitucional está afectando a la economía de Atacama, particularmente aquellas iniciativas que impactan al corazón de la minería. “Podemos hacer ajustes para tener una Constitución que nos ayude a construir el bien común”, advierte.
Esta semana el Pleno de la Convención votó en Santiago el Segundo Informe despachado por la Comisión de Medio Ambiente, el que incluía el Estatuto Constitucional sobre Minerales y cuyo texto incorporaba controvertidas iniciativas para la industria minera, como el cambio al régimen de concesiones mineras, o la nacionalización de la actividad. Si bien esto último se suponía descartado, fue añadido mediante una indicación en último momento.
Finalmente, el jueves el Pleno decidió rechazar en general el informe y, ahora, la Comisión de Medio Ambiente deberá elaborar un nuevo informe de reemplazo.
Al respecto, el presidente de CORPROA, Daniel Llorente Viñales, analiza cuáles serían los próximos pasos y pone énfasis en que “necesitamos conocer pronto cuáles serán las reglas del juego para la inversión sustentable, cuál será la postura frente a las actividades productivas que queremos realizar. Pensamos que contamos con nueva oportunidad para avanzar en forma más inclusiva hacia una nueva Constitución, nosotros no bajamos los brazos, ofrecemos nuevamente nuestra colaboración a la Convención, para trabajar por una mejor Minería”.
P: En los últimos días se han conocido varias encuestas de carácter nacional, sobre la percepción ciudadana del trabajo Convencional. ¿Qué posición tiene CORPROA?
Nosotros no tenemos una posición política e ideológica a priori, sino que nos interesa que a la Convención le vaya bien, porque eso significa que a todo el país le irá bien. No obstante, nosotros -desde nuestra realidad de Atacama- tenemos la obligación de levantar las alertas de aquello que no va, tal vez, correctamente encaminado y que puede impactar al corazón de nuestra realidad regional. Le pongo un ejemplo: siempre hemos sido y seguiremos siendo un territorio minero, eso es parte de nuestra genética. Pero hace pocas semanas la Comisión de Medio Ambiente de la Convención descartó una iniciativa sobre minería sustentable que CORPROA impulsó junto a otras organizaciones pero aprobó otras normas que buscan la estatización de la minería y la modificación del régimen de concesiones mineras. Quiero ser muy claro: todos aspiramos a un país más justo e inclusivo, todos quisiéramos una Constitución moderna acorde a los tiempos… Pero estas iniciativas van exactamente en sentido contrario y, en los hechos, afectan nuestra realidad histórica y productiva en Atacama.
P: Pero Atacama tiene más actividades que la minería…
Si me permite, primero déjeme poner algo de contexto para responderle. A nivel de producción cuprífera, Atacama por sí sola registra una producción promedio de unas 530.000 TM, es decir, en torno al 9% nacional. Asimismo, la minería representa el 47% del PIB regional. Y de los casi US$69.000 millones en inversiones mineras que ha proyectado Cochilco hasta 2030, un 26% está en Atacama.
Está claro que en nuestra región tenemos otras actividades, como la agricultura, servicios, puertos, turismo, universidades, etc. Y en buena hora que así sea. Pero no hay que ser ingenuos para darse cuenta de que sí damos un golpe severo a la minería, estamos atacando la columna vertebral de nuestra región. Pero creemos que esta posibilidad de que la Comisión de Medio Ambiente elabora un nuevo informe es una tremenda oportunidad, debemos tener la capacidad de ponernos de pie. Tenemos experiencias para seguir aportando.
Nosotros llevamos mucho tiempo promoviendo una mirada regionalista, la que hemos articulado con las otras asociaciones del norte de Chile, como Tarapacá, Antofagasta y Coquimbo. Vemos que falta la mirada descentralizadora en la Convención: habían dicho que iban a sesionar periódicamente en las regiones, que iban a escuchar a las comunidades… A la fecha, solo sabemos que han sesionado una vez fuera de Santiago, en Concepción. Sabemos que en mayo tendrá salida territorial Antofagasta, hay que aprovechar esas oportunidades, queremos colaborar.
¿Cuál sería la manera de avanzar en la modernización? ¿No se pueden hacer transformaciones?
En Chile las grandes decisiones que hemos tomado históricamente y que han promovido exitosamente el desarrollo de la minería, particularmente en nuestra región, han surgido luego de amplios diálogos y acuerdos. Y, afortunadamente, estos procesos han sido acompañados con el apoyo de conocimiento técnico. Por ejemplo, nadie podría negar el altísimo nivel de conocimiento que tenemos en Chile sobre la minería y que somos un referente mundial al respecto.
Lo que ha pasado es que en la Convención, especialmente en la Comisión de Medio Ambiente, hemos conocido mociones que han soslayado la verdadera importancia que tiene para nuestras comunidades. No encuentro otra explicación cuando vemos estas iniciativas sobre nacionalización o una confusa modificación al régimen de concesiones mineras. Ahí ha faltado análisis, estadística, cifras y, sobre todo, tener en cuenta la experiencia de quienes constituimos la comunidad viva alrededor de la minería. Pero quiero tener una mirada optimista, aunque estemos en los descuentos, hay podemos hacer ajustes para tener una Constitución que nos ayude a construir el bien común.
Atacama está haciendo una apuesta fuerte por posicionarse en las energías limpias. ¿Podría haber un efecto en dicho proceso?
Por cierto que sí. La minería es el motor que está empujando la transición mundial a las energías limpias. El cobre y el litio son fundamentales… Y, además, las operaciones mineras han empujado en Chile la descarbonización y la demanda por energías renovables. Es un círculo virtuoso que no avanzará si no empujamos a la minería en la dirección correcta.
¿Y cómo ven el debate sobre economía, descentralización y autonomía de las regiones?
Esto ya lo hemos planteado antes: el debate sobre minería que hemos visto en el último año tiene demasiados acentos centralistas, y también de algunos actores que buscan imponer sus visiones. Hemos pedido repetidamente que escuchen a las regiones. Esperamos que esto pueda ir cambiando ahora.
Hace unos días escuché esta reflexión: estamos frente al dilema de contar con una propuesta de Constitución que gustaría mucho a unos pocos constituyentes, pero no a la ciudadanía; u otro texto que gustará menos a esos constituyentes, pero que al ser más inclusivo, puede lograr apoyos más amplios y ser ratificado en el plebiscito de salida. Creo que esta interpretación es correcta.