Así lo afirmó Monseñor Ricardo Morales, al celebrar su aniversario número cuatro como obispo de Copiapó, en la misa del mediodía de este jueves 12 de septiembre en la Catedral.
En su prédica, don Ricardo habló de la gracia de Dios, que permite vivir el evangelio en clave de misericordia y de gratuidad. “La lógica del evangelio es darse por entero -afirmó- y descubrir cómo el amor de Dios se manifiesta en tantas formas”. Llamó a ser capaces de descubrir “nuestra fragilidad y vulnerabilidad, así vamos a ser capaces de vivir lo que el Señor nos pide”. Haciendo referencia al evangelio, dijo: “amen a sus enemigos; si hemos descubierto la misericordia del Señor, cómo no vamos a tener sus mismos sentimientos”.
Dijo que en estos cuatro años “he descubierto al Señor, sentado a la mesa de tantos hermanos y hermanas de nuestras comunidades; en el rostro de mujeres que dan su vida por la Iglesia; en los trabajadores”, agregando que “han sido una manifestación preciosa de Dios, en ellos he visto a Dios, y ese gozo ha llenado mi alma y mi vida, y le ha dado sentido a mi ministerio”. Reconoció que “a veces he sido mezquino, pero nunca me ha faltado el consuelo de Dios, la esperanza, y ver hoy a cada uno de ustedes me permite decir: gracias, Señor, por estos cuatro años, no he sido el mejor, pero he tratado de responder con fidelidad a lo que el Señor me ha encomendado”. Por último, recalcó que “la oración nos sostiene, ustedes a mí, y yo, humildemente, a ustedes”.
Al final de la misa, el obispo agradeció a todas las personas que llegaron hasta la catedral para acompañar su aniversario, destacando especialmente a los fieles, religiosas y sacerdotes que viajaron desde más lejos. Después de la eucaristía, toda la asamblea fue invitada a compartir una convivencia fraterna en el patio del obispado de Copiapó.
Monseñor Ricardo Morales fue ordenado obispo de Copiapó el 12 de septiembre de 2020, en plena pandemia, con la Catedral cerrada al público por las restricciones impuestas por la pandemia.