Ante la reciente aprobación en la Cámara de Diputados del proyecto de ley sobre el Royalty Minero el Directorio de la Cámara Minera de Chile declaramos lo siguiente:
1.- La aprobación de este proyecto en la Cámara de Diputados daña y lesiona en forma permanente y con consecuencias insospechadas la actividad minera, por un gravamen excesivo, irreflexivo, -con una compensación a favor del Estado por la explotación del cobre y litio con un impuesto al 3% de la venta de los minerales- que no solo espantarán a inversionistas del sector, sino que a varias operaciones mineras cuyas leyes medias de mineral son bajas, las que seguramente no seguirán y paralizarán sus operaciones, con el consiguiente aumento del desempleo e impacto en la regiones más desprotegidas. Ha costado más de 100 años llegar al nivel que actualmente tiene nuestra minería de clase mundial.
2.- Estudios (Ernst & Young) ubican a Chile con una carga tributaria total de 44,5%, la segunda más alta luego de Australia (52,0%) y muy por sobre otros competidores: Argentina (43,8%), Perú (34,6%), México (34,2%), Canadá (23,0%) y Estados Unidos (22,3%). Si a lo anterior se le agregara una «regalía» o royalty del 3% ad valorem, como se propone, la carga tributaria total en Chile subiría a 54,3%, pasando a ser la más alta.
3.- La aplicación de este Royalty, que busca capitalizar los aumentos de precios de los metales, en esta coyuntura actual, casi exclusivamente para el Estado, impedirá el desarrollo de nuevos proyectos mineros de baja ley, pues no existirá el respaldo de ingresos que soporten la explotación de ese yacimiento, con el pago de sus costos y utilidad, cualquiera ella sea.
Como consecuencia, muchos yacimientos seguirán siéndolo; muchas minas de baja ley volverán a ser yacimientos y los yacimientos por sí solos no producen renta, ni dan trabajo, ni posibilidades de desarrollo de nuevas actividades mineras.
- un Royalty del 3 % a las ventas brutas es lo mismo que decir que bajarán las leyes en un 3% o la recuperación metalúrgica en un porcentaje similar, eso hace poco competitivos a nuestros proyectos, desincentiva la inversión, el fomento y desarrollo de nuevos proyectos, que como se sabe son un aporte a la generación de empleos, al desarrollo regional, a la generación de divisas, eso, como consecuencia, sentencia a la minería chilena a la mitad de la tabla y no ser el principal productor de cobre del mundo.
5- Concordamos que se debe estudiar de manera seria y con la visión de país un nuevo sistema de tributación digno, justo, equitativo y moderno que salvaguarde por un lado los intereses del país y, por otro lado, el derecho a la propiedad minera y sus rentabilidades con certeza jurídica y tributaria, lo que por muchos años hizo de Chile un modelo para otros países, pero ahora no solo está amenazado como país serio, sino también de perder competitividad. Nos preocupa la falta de información de nuestros parlamentarios para decidir lo que es mejor para el país y para nuestra minería. También nos preocupa el silencio del mundo sindical de esta amenaza.
6.- Consideramos un mal planteamiento que la tasa progresiva del nuevo Royalty, dependiendo del precio del cobre puede llegar al 75% sobre ventas, colocando a Chile como un país caro para invertir y poco competitivo, lo que traerá escasez de nuevos proyectos, aumento del desempleo y menos generación de divisas.
7.- Hacemos un llamado a los Honorables Senadores a analizar este proyecto y decidir como autoridades nacionales, pensando en el bienestar del país, sin sesgo político y pensar en el futuro de Chile y sus futuros profesionales. Nos preocupa que la discusión del Royalty se esté politizando, poniendo en peligro la buena imagen de la minería y sus profesionales. Insistimos que la Cámara Minera de Chile está disponible para apoyar técnicamente la realización de un estudio de un nuevo sistema tributario para la minería, donde se aplique un Royalty justo y equitativo, propio sin copiar otras realidades de países altamente industrializados que no es la realidad del país.
Chile y su gente necesitan una minería de clase mundial, que genere empleos de calidad, genere divisas y apoye al país en su desarrollo y sus obras sociales, pero no destruirla basada en el alza de los tributos y un Royalty perverso.
