Otra hermosa visita pastoral realizó el obispo de Copiapó, Monseñor Ricardo Morales, esta vez a la comunidad de la parroquia El Divino Salvador, de El Salvador.
La visita se extendió desde el 2 al 5 de noviembre, días en que el obispo compartió con el padre Gabriel Horn sscc, quien acompaña a la comunidad parroquial, y con los grupos que funcionan en la parroquia. Pudo conocer el yacimiento minero de Codelco, principal fuente de trabajo de la zona; los sectores del territorio parroquial; los consejos pastoral y económico; y compartir con las personas.
La visita culminó con la misa, el domingo 5 de noviembre, en el hermoso templo parroquial, que como le explicaron al obispo, hace referencia a una carpa en medio del desierto.
En la misa, el obispo agradeció la acogida de las personas y valoró su compromiso. Hablando del evangelio, dijo que “los fariseos querían cumplir la ley y se sentían tranquilos al seguir las normas y eso nos puede pasar a nosotros. Pensar que voy a misa, pago el 1%, ayudo con un paquete de arroz, voy al mes de María, pero eso no me puede llevar a pensar que Dios me debe algo, decirle a Dios: cumplo con los mandamientos, ahora dame lo que me debes. Y nos empezamos a sentir superiores comparándonos con los demás. Eso les pasaba a los maestros de la Ley”. Criticó la doble vida y la incoherencia moral de algunos bautizados, recordó el dicho que no debemos ser como el cura Gatica, “que predica y no practica”.
Iglesia como hospital de campaña
Reiteró que Jesús vuelve a lo esencial, al decir: “Estoy entre ustedes como el que sirve”, enfatizando que el servicio es el criterio de pertenencia a la Iglesia. “Si no lavo los pies de los demás, si no estoy al servicio, no estoy siendo fiel al evangelio” señaló. “El amor es el centro de la fe, la Iglesia no puede ser una aduana donde primero pedimos los papeles; es un hospital de campaña, que debe estar donde hay un dolor, para sanar y curar”.
En el ofertorio se presentó al altar un trozo de mineral y un Cristo de cobre, significando el trabajo minero de la comunidad. En el momento de la comunión, las niñas y niños de catequesis de primer y segundo año recibieron una bendición, signo que se realiza en cada misa de la parroquia.
Al final, se entregó una distinción a un grupo de agentes pastorales por su labor en la historia de la parroquia, incluso algunos de ellos ya han partido de El Salvador y sin embargo, siguen vinculados por el compromiso eclesial y el afecto a las personas de la comunidad.
Cabe destacar que la misa fue animada por el coro del Liceo Diego de Almeyda, que una vez al mes cantan en la celebración eucarística.
Esta visita fue la cuarta que realiza el obispo este año. Ya estuvo en las comunidades de Jesús de Nazaret en Copiapó, San Vicente de Paul de Caldera, y Santa Rosa de Lima de Freirina.